Seguramente habrás probado el provolone en más de una ocasión. Ese queso que cuando lo fundes y añades un poco de orégano y tomate hace que alcances el cielo. También habrás cocinado (sin lugar a dudas) con parmesano, añadiéndolo sobre la pasta y jugando a simular Sierra Nevada cuando los peques están sentados a la mesa (a los niños les encanta echar casi el paquete entero a su plato).
La mozzarella, evidentemente, habrá sido protagonista de muchas de las pizzas que has probado. Y no será sorpresa si conoces algún tipo de queso italiano más, pero… no serás un auténtico pro de la cocina italiana si no has probado la Scamorza.

El sabor de la Scamorza
La Scamorza es un queso semi-duro (a la altura de un semi-dios, siguiendo con la metáfora del principio) típico de la gastronomía de Italia que es elaborado con leche de vaca principalmente. Hay dos versiones del mismo: natural, con la corteza amarilla, y ahumado, con la corteza más anaranjada.

Se cree que proviene de la región italiana de Abruzzo en el siglo XVII. Forma parte de la familia del provolone y de la mozzarella pero es mucho más blando y su aspecto bastante peculiar. Hay quien asemeja el saco (lo verás en la imagen) incluso a un muñeco de nieve, a una pera y hasta un “ahorcado” (“scamozzare” en italiano significa “ahorcar”). Te recuerde a lo que te recuerde, lo que sí es cierto es que su estructura fibrosa y su elasticidad consiguen que se funda y sea capaz de hacer vibrar a tus sentidos por su intenso sabor.
En Alcalá de Henares puedes encontrarlo en los supermercados. También en el restaurante GINOS de Quadernillos, donde es uno de los condimentos que puedes elegir para tu pizza. Y si quieres cocinarlo en casa, en Italia también es muy típico fundirlo y servirlo en una cazuela o en tosta como el provolone. Para prepararla, necesitarás queso Scamorza y de cabra al gusto (u otros quesos que prefieras), tomate a rodajas, orégano y una barra de pan. ¡Y solo queda meter la tosta al horno!