Todo los alcalaínos conocen el antiguo nombre de la ciudad más famoso, Complutum. El gentilicio “complutense” es suficiente para entender las raíces romanas de esta población estratégica en la época, en pleno centro de Hispania.
Siglos antes de Complutum, en el entorno de lo que hoy es Alcalá floreció una villa llamada Iplacea. El nombre de aquella ciudad da nombre a uno de los colegios públicos de la ciudad, situado en el barrio de Nueva Alcalá.
En la web del centro educativo dan su versión sobre el origen de Iplacea: “La leyenda habla de una mítica Iplacea fundada por soldados fenicios de la Guerra de Troya que, huyendo de sus conquistadores alrededor del año 1100 a.c., llegaron a nuestras costas. Estos soldados se establecieron junto con sus familias en las laderas del cerro del San Juan del Viso y fundaron una población a la que llamaron Iplacea”.
Esta leyenda se basa en los relatos de los historiadores de la antigüedad Plinio y Ptolomeo. Según esas narraciones, la ciudad fue fundada por el rey Tehuero en el cerro del Viso, es decir, al otro lado del río Henares. Como cuenta el blog Historias de Alcalá, aquellos fenicios “buscaron un lugar donde asentarse y finalmente se decidieron por el cerro del Viso puesto que las tierras del valle eran fértiles y el agua abundante, por lo que se daban las mejores condiciones posibles para fundar una ciudad”.
La leyenda cuenta que los pobladores de Iplacea ofrecieron una resistencia numantina contra los primeros romanos que llegaron a la zona, pero terminaron claudicando.
Iplacea no solo da nombre a uno de los colegios de la ciudad. También es el apelativo utilizado por el club de balonmano y por el de gimnasia rítmica.