Cuidado porque aquí el que no corre, vuela. Hasta las estatuas más longevas aprovechan para cambiarse de sitio aburridas de estar siempre en la misma ubicación. La última en cambiar de localización ha sido la de Luis Astrana Marín, pero solo es una más en una curiosa enumeración de monumentos que, o bien han estado a punto de desaparecer de la ciudad, o bien se han destinado a lugares más privilegiados. ¿Te has dado cuenta de estos cambios?
13 metros que fueron trasladados en 2008

Es todo un icono de la ciudad y seguramente pases a diario por la rotonda de Vía Complutense con Paseo de la Estación donde está enclavada esta estatua en honor a Miguel de Cervantes. De color negro y 13 metros de alto, la autoría de esta obra, que fue inaugurada en 2008, es de Enrique Carbajal «Sebastián». Y a pesar de que se ha convertido en una compañera de paisaje perfecta para la gasolinera de San Isidro, la estatua no siempre ha estado aquí.
Este monumento a Cervantes formó parte de la exposición “Sebastian, escultor en la cuna de Cervantes”, compuesta por más de 50 obras del autor mexicano y ubicada durante varios meses en el centro de la ciudad. Dadas las características de este magnífico Quijote, el Ayuntamiento decidió dejarla en la ciudad y trasladarla desde la Capilla del Oidor hasta donde hoy mismo descansa sobre una placa que reza: “Alcalá por Cervantes, a su infinito Quijote”.

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En peligro por "afear" la plaza

En 1992, el diario El País titulaba: El Ayuntamiento de Alcalá retirará el monumento a Colón porque afea una plaza. Se refería a la mítica escultura ubicada en la Plaza de los Santos Niños que conmemora la primera entrevista que mantuvo el navegante con la reina Isabel para exponerle su proyecto de viajar a nuevos mundos en 1486.
Según el Gobierno local de aquella época, la escultura rompía con el entorno de la plaza, afeando la misma. No obstante, esa propuesta nunca se llevó a cabo y la conocida como piruleta, que se alza sobre un mosaico con la rosa de los vientos y representa la unión entre el viejo y el nuevo mundo, sigue intacta desde su inauguración en 1986.
Cisneros sin descanso y por duplicado

Esculpida en marmol de carrara en 1864 por José Vilches, esta escultura que representa al Cardenal Cisneros fue cedida al Ayuntamiento de Alcalá por la Universidad Central de Madrid en 1910. A fin de que se instalara en el patio de la Universidad, el consistorio se la cedió un año más tarde a la Sociedad de Condueños, que la mantuvo en el Patio de Santo Tomás de Villanueva hasta inicios de los 60. Fue entonces cuando se trasladó a la Plaza de San Diego, donde tuvo varias ubicaciones hasta que a principios del siglo XXI se retiró por su mal estado.
Tras su restauración, la estatua original del Cardenal Cisneros volvió en 2018 a su lugar original, la Universidad de Alcalá. En concreto, al Patio de Filósofos. Desde entonces, la que ha estado presidiendo la Plaza de San Diego es solo una copia de la original, propiedad del Ayuntamiento de Alcalá.

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Luis Astrana Marín cobra relevancia

La última en trasladarse ha sido la estatua de Luis Astrana Marín. Ubicada en la Calle Colegios desde 1997, cuando la ciudad quiso hacerle un homenaje al biógrafo cervantista y autor de «Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra», el pasado 16 de febrero se cambió su emplazamiento para ponerla a los pies de la Torre de Santa María.
Según el Ayuntamiento, el traslado se ha llevado a cabo para poner en valor su figura e incluirla en la peatonalizada Plaza de Cervantes, donde su visita se integrará ahora «en el habitual paseo de los vecinos de Alcalá así como en el recorrido de las visitas guiadas que oferta la Concejalía de Turismo», contribuyendo de esta manera a la difusión de sus trabajos de investigación, ensayísticos y periodísticos.