La cerveza es diurética, hidratante, rica en vitaminas y proteínas y, sobre todo, una de las bebidas más populares servida en todas las estaciones del año. A pesar de que la cerveza tradicional y la cerveza negra son las más conocidas, hay un tipo de cerveza originaria de Alemania no tan conocida: la cerveza blanca.
Y al contrario de lo que su nombre indica, su color no es blanco, sino amarillo claro. Eso sí, su sabor, al igual del de las cervezas que puedes encontrar en los restaurantes de Quadernillos, es de lo más refrescante.
Su ingrediente fundamental: el trigo

Esta cerveza se elabora a partir de grano de trigo, culpable del color tan pálido de esta bebida y de su sabor suave. Aunque no todas las cervezas de trigo son blancas, principalmente las alemanas, ya que podemos encontrar cervezas de trigo oscuras, doradas, transparentes, etc.
Este tipo de cerveza es muy típica en Alemania y las más populares son las cervezas blancas belgas, también conocidas como Blanche o Witbie. Algunas de sus principales características son que el porcentaje de trigo utilizado suele ser, como mínimo, del 30%. Además, el color es bastante claro ya que se trata de un trigo no malteado.
La consistencia y el sabor perfecto

Las cervezas blancas están cubiertas de abundante espuma blanca que a su vez es muy cremosa y persistente en la boca. Es un tipo de cerveza ideal para el verano y las altas temperaturas porque es refrescante, con aromas cítricos y a especias. Todo ello gracias a las levaduras belgas, a las que se les suele añadir cilantro y cáscara de naranja para aportar ese toque tan único.
La cerveza de trigo marida muy bien con mariscos, pescados y quesos frescos, todo alimentos típicos de la temporada estival. En su sabor no se percibe amargor apenas gracias a las notas ácidas y cítricas, representando toda una tentación para los amantes de los sabores auténticos y no fuertes.
Su singular origen

El origen de esta cerveza belga está en la región de Brabante y se remonta al siglo XIV. Fueron los monjes de la región quienes en los siguientes siglos añadieron el cilantro, las especias y la cáscara de naranja al proceso de elaboración para mejorarla. En el siglo XVIII se asentó en la ciudad de Hoegaarden la mayor producción de cerveza de trigo del momento pero en 1955 cerró la última fábrica debido a que el consumo descendió mucho.
Pero realmente esto no marcó el final de esta cerveza porque diez años después Pierre Celis decidió volverla a producir de forma casera para posteriormente crear la conocida cerveza Oud Hoegaarden, en honor a su ciudad. Como era de esperar, fue muy bien recibida por todos los habitantes de la región. Su gran éxito en Bruselas la catapultó a la fama internacional que tiene hoy en día.

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La forma de servirla

La cerveza blanca es uno de los tipos de cerveza más consumidos en todo el mundo. Actualmente podemos encontrarla con gran facilidad en muchas cervezas belgas, francesas y americanas. Pero debes tener muy en cuenta que la forma de servirla es similar e igual de importante tenga la procedencia que tenga.
A la hora de echarla en una vaso es importante dejar una pequeña cantidad de cerveza en el fondo de la botella para posteriormente agitarla suavemente y de esta forma, la levadura que reposa en el fondo se vertirá en la copa aumentando el sabor y la cremosidad.
Después de tanta cerveza es normal que aparezca el antojo de una bien servida, fresquita y en copa helada. En Quadernillos contamos con una gran cantidad de bares y restaurantes donde puedes saborear y refrescarte con los diferentes tipos. En Foster Hollywood, Ginos o Brasa y Leña puedes disfrutar del placer una buena cerveza mientras cenas o comes, y si prefieres el estilo más de bar en Don G, El mirador de Alcalá o Blanco’s de Julia cuentan con varios grifos de cerveza.